|
« June 2009 | Main | August 2009 »
|
Posted at 04:03 PM | Permalink | Comments (0)
Posted at 09:40 AM | Permalink | Comments (0)
SALMO 106:48
|
|
Un testimonio reciente
Quienes me conocen saben que desde hace 21 años estoy amputado de ambas piernas. Situación que por cierto fue muy propicia para que en Cristo Jesús me refugiara en Dios y recibiera todos los beneficios que eso significa. Y con Su ayuda, aún en esas condiciones he podido ser útil para mi mismo, para los míos, para los demás y en Su obra.
Pues, hace dos semanas me internaron debido a una osteomielitis que presenté en el fémur del muñón derecho, y dicha infección era tan grande que concluyó con una desarticulación. Es decir, que me quitaron la pierna derecha por completo. Y aunque ahora veo mis circunstancias como que más difíciles todavía, yo sé muy bien que mientras Dios me tenga en esta tierra sabe muy bien lo que está haciendo, y como tal también sé que me seguirá ayudando para que cumpla Sus propósitos en mi vida y conmigo. Además de eso, sea que sigan desapareciendo partes de mi cuerpo, en tanto haya espíritu dentro de mi, mi alma por siempre bendecirá a Dios y proclamará su Santo nombre.
Pero lo que realmente me ha movido a escribir esta nota son dos experiencias grandiosas que tuve a propósito de está intervención quirúrgica. Ante la cual debo decirles que el riesgo quirúrgico era muy alto (ASA III), un alto porcentaje de muerte durante la intervención. Y aunque no me lo habían dicho, como médico sabía que era así. De manera que antes de entrar al quirófano me dispuse a conversar con Dios en oración, y al cerrar los ojos, en lugar ver todo oscuro como siempre pasa cuando cerramos los ojos, lo que vi fue un color rojo impactante. Era un rojo resplandeciente como nunca lo había visto antes, con tonos entre dorado y rojo; e inmediatamente “escuché” en mi corazón, que todo mi ser estaba cubierto con la sangre de Cristo, y sea donde sea que vaya siempre voy a estar con esa cobertura.
Después de esa primera experiencia vino la segunda. Una vez en el quirófano, antes de que la anestesiólogo comenzara a aplicar la inducción endovenosa para la anestesia general, hablé nuevamente con Dios y le dije: -Señor, si quieres yo me voy contigo, pero por sobre todo hágase tu voluntad. Una vez que entré en el sueño anestésico se me presentó una visión hermosa y maravillosa. Inmediatamente me encontré en un lugar maravilloso en gran manera. Sin poder dar detalles del lugar porque no los tengo definidos, lo que si puedo decir es que todo ese lugar estaba lleno de paz y gozo. Lo que si puedo describir es la gente que ahí había, los cuales estaban muy pero muy felices y alegres, en el rostro de cada quien había lo que muy bien podría describirse como “plenitud de gozo”. El lugar era tan pero tan hermoso, y la alegría de la gente era tan impactante que provocaba estar ahí con ellos. Todo el tiempo anestésico lo pasé en esa visión gloriosa, y aunque la intervención quirúrgica duró cuatro horas y media, no me pareció haber pasado tanto tiempo en ese lugar, o si las pasé, pero lo majestuoso del mismo hizo que ni me diera cuenta del tiempo transcurrido; y si debió ser esto último, porque lo que si puede constatar muy bien es que el lugar es algo especial. En medio de ese éxtasis llegó el momento cuando escuché las órdenes propias del anestesiólogo y personal de quirófano para concluir con la intervención y pasarme a otra camilla; es decir, que había vuelto a mi realidad. De modo que al darme cuenta de esto, lo primero que sentí fue tristeza por haber abandonado ese lugar. Aunque debo decir que también sentí alegría de estar nuevamente con los míos y por tener otra oportunidad para servirle a Dios en Su plan redentor para con la humanidad, esforzándome ahora por hacerlo mucho mejor. Pero definitivamente, el sentimiento que predominó fue el de tristeza por haber abandonado ese hermoso lugar.
Concluyo diciendo, que no le temamos a la muerte porque lo que Dios tiene preparado para los que le creen es algo grandioso, nada comparable con todas las cosas lindas que podamos tener en esta tierra; y mientras tomemos posesión de esa herencia estaremos cubiertos con la sangre de Cristo.
“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman”
1ª Corintios 2:9Posted at 08:43 PM | Permalink | Comments (0)
Recent Comments